En el otoño Samael debía pasar un tiempo en la vieja casona de sus abuelos - esta donde se crió de pibe - una cuestión de compromiso familiar a lo que nunca omitió rechazo alguno.
Ya verán, Samael nunca omite. El va atado a la vida como el pájaro a la brisa que lo levita.
Este tiempo en el que debe ir a la casona de la familia ubicada en el monte no es ningún tiempo en sí; puede pasar el invierno incluso, y luego ver llegar los primeros brotes de la Primavera, a lo que Samael, en su anual obligación familiar de cuidar la casa, disfruta de peculiares maneras.
Esa casa, rústica por fuera y por dentro, de amplios salones y habitaciones, techo alto en declive con una chimenea serpenteando en el living, de amplios ventanales que luego son abiertos, dejando entrar al espíritu del monte, a su espesura, a la nada misma.
Dejar recorrer el aire, pensaba Samael, para que la vieja casona respirara nuevamente.
La vieja casona susurra a sus oídos, en vendavales que atraviesan salvajes las habitaciones y los pasillos, hasta chocar en el corazón del comedor, impartiéndose imponente hacia la cocina, hasta el living, hacia las habitaciones nuevamente, en un loop sin fin de brisas, un aura de cuidado y gracias que ilumina cada rincón.
Una suerte de aroma selvático crepuscular invade a la casona tras los muros de robles, escabulléndose por el pórtico, haciéndose uno con la naturaleza, dejando pasar al caos jugar entre las pequeñas cosas, papeles al viento en una de las salas, permanecen en el aire flotando inertes, acariciados por el aire presuroso, polvorín de tierra tras las esquinas de las habitaciones se esparcen expulsados hacia las afueras, la ramas agitándose por el techo, barriendo las hojas que caen como nieve en el patio.
La vista pareciera salirse de cuadro solo ante la calma inesperada, solo hasta que el caos que cabalgaba por el viento jugando entre las pequeñas cosas, se haya aburrido por el resto del día.
Dejar pasar al caos, que como un orden incomprendido acaricia en armonía, el espíritu de la casa, el corazón de Samael.
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